Ya desde el apogeo de la época egipcia se valoraban las propiedades especiales de protección del cristal violeta. Por aquel entonces, las más exquisitas esencias y los productos naturales curativos se guardaban en vasijas de cristal violeta y oro.
También se sabe que los alquimistas de la Edad Media conocían las cualidades características del reluciente cristal violeta. Con el avance de la industrialización y la aparición de nuevos materiales de envase, el cristal violeta fue cayendo en el olvido durante el siglo pasado.
Cristal violeta: el envase perfecto para los productos más exquisitos
Pretende ofrecer a sus clientes una calidad excepcional. Los componentes, la naturalidad, la eficacia, el sabor, la conservación y otros criterios importantes deben ser de la máxima calidad.
Quiere que cuando sus productos lleguen a sus clientes conserven toda la calidad que los caracteriza durante mucho tiempo.
Esto no ocurre con los materiales de envasado convencionales, ya que no protegen suficientemente los productos delicados de los efectos de la luz, que merman su calidad.
El cristal violeta supone una exclusiva opción para mantener el valor de sus productos a lo largo del tiempo.
Para satisfacer nuestros requisitos de calidad, nuestros productos se perfeccionan con los procesos de revestimiento en frío y en caliente y se embalan principalmente en retículas.
Funcionamiento.
El sol irradia luz visible e invisible. El ojo humano es capaz de percibir el espectro visible cuando la luz blanca se descompone a través de un prisma de cristal. Sin embargo, la luz también tiene una parte invisible al ojo: la longitud de las ondas electromagnéticas infrarrojas y UV-A.
Las plantas crecen gracias a la luz del sol. Si, una vez completado su proceso de maduración, siguen recibiendo sol, el efecto de la luz se invierte, acelerando el proceso de descomposición molecular. El cristal violeta actúa como un filtro natural que permite el paso de la parte de la luz del sol que protege y mejora las sustancias más importantes y más delicadas.
En la actualidad existe un amplio abanico de materiales de embalaje, muchos de los cuales dejan pasar la luz visible. Los siguientes gráficos muestran cómo pasa la luz a través de distintos materiales:
El cristal violeta bloquea todo el espectro de luz visible, excepto la luz ultravioleta. Además, permite el paso de cierta cantidad de radiación UV-A e infrarroja. Esta exclusiva combinación garantiza la mejor protección contra el proceso de envejecimiento que provoca la luz visible y permite prolongar la conservación y la eficacia de los productos.
Para poder demostrar estas ventajas, se han realizado una serie de pruebas en colaboración con instituciones científicas. Su funcionamiento también queda demostrado gracias a la biofotónica.
Biofotónica
Luz para la salud
Este es el eslogan que utilizó el Gobierno alemán para su iniciativa de fomento de la investigación y el desarrollo de soluciones ópticas para cuestiones biológicas y médicas en 2001. Cada célula viva contiene luz, que es imprescindible para su estructura y su funcionamiento.
La calidad de los alimentos y los ingredientes que se utilizan, por ejemplo, en los productos cosméticos y en los complementos alimenticios, influyen directamente en nuestra salud.
La biofotónica consigue armonizar los procesos de y entre las células vivas, ofreciendo así la clave para la detección temprana de enfermedades, los métodos de cultivo optimizados, el control de calidad de los alimentos y más.
¿Què es la biofotònica?
El término “biofotónica” está compuesto por dos palabras griegas: “bios” y “phos”. “Bios” significa vida, y “phos” significa luz.
La biofotónica se ocupa de las cuestiones médicas y biológicas en forma de tecnologías basadas en la luz, como la microscopia y la espectroscopia modernas, o la utilización del láser para la investigación de los procesos biológicos celulares.
El núcleo de la investigación biofotónica es la aplicación de las cualidades de la luz en la fabricación de alimentos, la farmacia, la biotecnología y la técnica médica. Con la ayuda de la luz, pueden tomarse imágenes de los procesos microscópicos que se desarrollan dentro de las células vivas de forma rápida y sencilla.
Diagnòstico
Nuevos datos gracias a la biofotónica
De los estudios realizados hasta ahora en el IBB se extrae claramente que la calidad que hace saludables a los alimentos no solo depende de su composición bioquímica. Es evidente que en la calidad influye la “fotoenergía” de las células, cuya existencia ha quedado demostrada gracias a la investigación de la biofotónica.
Las mediciones de los biofotones son prueba de que los alimentos vegetales y los extractos vegetales actúan como excelentes almacenes de “fotoenergía”. El envase y el almacenamiento de estos productos es sumamente importante para conservar dicha “energía”. Gracias a la particularidad de que permite pasar la luz violeta, a que deja paso a parte de la luz UV-A e IR y a que bloquea la luz visible, el cristal violeta supone la solución ideal.
Experimento con cebollino
El cristal salpicado, así como el blanco, verde y marrón permiten el paso del espectro de luz visible y no protegen lo suficiente del proceso de descomposición inducido por la luz. En un experimento de almacenamiento, diversos preparados de hierbas y especias se conservaron por un periodo tres meses en distintos tipos de cristal (blanco, marrón y violeta), privados de luz solar o en interior durante varias horas al día.
Al cabo de dos meses, se documentó la calidad de los productos fotografiando los cambios visuales que se habían producido y, en un experimento ciego con probandos humanos, se determinaron además los cambios aromáticos. La ilustración muestra claramente la decoloración de las muestras de cebollino guardadas en cristal marrón y blanco y expuestas al sol. Como se aprecia en la fotografía, la muestra guardada en cristal violeta no presenta decoloración alguna. Además, el aroma del cebollino del cristal violeta era notablemente más fuerte y fresco.
Experimento con tomates
Para fundamentar más fácilmente las excelentes propiedades protectoras de la calidad que ofrece el cristal violeta, se realizó un experimento microbiológico con tomates cherry. Se guardaron un tomate cherry en cristal blanco y un tomate cherry en cristal violeta durante siete meses y se conservaron a temperatura ambiente con luz solar. Una vez transcurridos los siete meses se fotografiaron los resultados. Los cambios microbiológicos del tomate almacenado en cristal blanco son evidentes. Por el contrario, el tomate almacenado en cristal violeta no sufrió ninguna decoloración ni presentó indicios de desecación.
Cristales de agua
Masaru Emoto, el padre de la fotografía de cristales de agua nació en Yokohama (Japón) el 22 de julio de 1943. Cuando supo que no existían dos cristales de nieve iguales, se le ocurrió que podría documentar la calidad del agua fotografiando gotas congeladas y encomendó a un joven investigador que lo confirmara con la ayuda de un microscopio de alta resolución. Con el tiempo, sus fotografías han dado la vuelta al mundo.
Según sus teorías, el agua tiene memoria y reacciona al trato que recibe. El agua de manantial tiene hermosos hexágonos armoniosos y llenos de filigranas, mientras que el agua del curso inferior de los ríos apenas contiene cristales. En su trabajo afirma que el lenguaje gráfico del agua es muy variado. Las imágenes, las formas y las figuras obtenidas de su estudio no se pueden reproducir, del mismo modo que la naturaleza no se repite. Con este método no pueden sacarse conclusiones sobre las cualidades químicas, biológicas y físicas. Sin embargo, él opina que con las fotografías de los cristales de agua pueden extraerse información y contenidos energéticos.
Para nuestros experimentos, se llenan de agua tres frascos farmacéuticos de cristal blanco, marrón y violeta, que se almacenan a corto plazo durante 7 días y a medio plazo durante 74 días. Queremos reiterar que el lenguaje gráfico del agua es multidimensional y que no se puede llegar a conclusiones científicas.
De izquierda a derecha: 7 ó 74 días en cristal violeta – marrón – blanco